CLOS REGAIN
Todos sabemos que el cerebro rechaza el azúcar pero la boca lo pide. Con el Clos Regain dulce, ¡no hay conflicto de intereses! Se respeta el equilibrio entre suavidad y frescura. Un vino unificador donde la promesa que hará a sus amigos al ofrecerles degustarlo será como una dulce palabra susurrada al oído.
Cualquier pretexto es bueno para abrir una botella de Clos Regain seco. La visita inesperada de un amigo, una buena noticia que celebrar, un aperitivo entre epicúreos, en resumen, lo entenderá, tan pronto como lo haya degustado, al azar en un restaurante o en un encuentro con un enólogo, no dejará de celebrar cada ocasión en compañía de este vino, aromático y goloso, donde las notas de frutas frescas dejan paso a la exquisitez y a la untuosidad. ¡Así que déjese convencer y atrévase con un vino diferente!
Como el terruño nutricio, la viña de Petit Manseng donde nace esta cuvée hunde sus raíces tan profundamente en el suelo de Jurançon que coquetea con la Roche Mère.
La concentración de este vino solo es comparable a su elegancia, y los 24 meses pasados en barricas, nuevas en parte, complejizan aún más esta vendimia tardía.
Todas las mañanas de verano, cuando la frescura de la noche da paso al sol abrasador, hay un momento mágico en el que se alcanza el equilibrio perfecto entre el día y la noche, entre el calor y el frío. Algunas de nuestras viñas, en las laderas más empinadas de la finca, se visten entonces con largos cortinajes de niebla.
La Côte des Brumes cobra vida y nos promete lo mejor por venir para estos vinos secos, tensos y nerviosos, elaborados con nuestra uva Petit Manseng, que deleitan los paladares de los aficionados más entendidos.
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